Durante mucho tiempo se habló, directa o indirectamente, que Pedro Quiñonez era uno de los jugadores que estaban involucrados en situaciones extrañas.
Él jugador aseguró a Diario Expreso que no ha realizado brujerías y que esa fue una de las razones por las cuales no lo llevaron al Mundial, por falsas acusaciones .
Seis títulos nacionales (cuatro con Emelec y dos con El Nacional), jugó en México (Santos Laguna)… ¿Hay algo que le faltó?
– He sido muy feliz jugando fútbol, nunca me he quejado, pero jugar un Mundial es lo que me faltó.
¿Por qué no se dio?
– Por envidia.
– ¿De quiénes?
– Lamentablemente, de algunos compañeros que estaban dentro de la selección.
– ¿Cuál fue el motivo?
– A mí se me culpó de muchas cosas, pero principalmente de brujería. Fue una situación que se dio por parte de algunos jugadores que estaban dentro de ese grupo, ellos hablaron con el profe Reinaldo Rueda y le dijeron eso. Él les hizo caso y sin comprobar nada me sacó de la lista.
– ¿Cuál fue la justificación de Rueda?
– Él nunca me dijo que su decisión se daba porque supuestamente hacía brujería, sino que me dijo que Carlos Gruezo estaba en mejor nivel y era mejor que él vaya al Mundial.
– ¿Cómo tomó aquella decisión?
– Con rabia, impotencia. Lloré mucho, porque sabía que estaba en un buen nivel. Venía de dos buenas temporadas en Emelec, jugué las Eliminatorias y quedarme fuera de esa lista fue muy duro.
– ¿Cuándo se enteró del verdadero motivo por el que se quedó fuera de ese Mundial?
– Todo fue cuando Gustavo Quinteros llegó a la selección. Ahí él preguntó lo que había pasado. Walter Ayoví le explicó que se habían inventado cosas de mí y, además, el profe Quinteros llamó a Rueda para conocer más detalles.
– ¿Y qué le dijo Rueda?
– Él le corroboró que un grupo de jugadores le pidió que me sacara de la lista y le dijo que tomó esa decisión porque no se podía ir en contra del grupo.
– ¿Pudo enfrentar a quienes lo tildaron de brujo?
– Enfrentarlos no. Ellos fueron los que me buscaron, me llamaron, me decían: ‘Pedrito discúlpame, me dejé llevar’. Y no solo fue una persona, sino varios jugadores, quienes tras una célula (reunión) me decían que se dejaron convencer de algo que nunca vieron.
– ¿Usted los disculpó?
– Sí. Todo se lo entregué a Dios. Él sanó mi corazón y me dio la fortaleza para aceptar las disculpas de los que participaron de algo que fue una canallada, que nació por un par de personas (no quiso revelar nombres) que me tenían mucha envidia.